TE VOY A CONTAR...

 

Con su permiso voy a llamar al banco porque con estas cosas que están pasando yo no me aclaro. He vendido unas tierras y ahora con el dinero no sabe uno lo que hacer. Fíjate tú el Almodóvar. Menos mal que yo no tengo hermanos. Y quiero llamar porque para mandar a mi mujer a discutir siempre hay tiempo.

 

-        Hola buenas, ¿es el banco?

  

-        Que yo llamaba por el sitio ése donde han metido el dinero que les llevé esta mañana.

-        Depósito, ya… bueno, si el sitio está tapao mejor, pero métalo en una bolsa de plástico no sea que se estropee con el agua.

-        Es que me he enterado que lo pueden llevar a otro sitio más escondido que me lo guardan y no lo encuentra casi nadie.

-        Panamá, eso, pero ¿tiene que ser tan lejos? Porque en el pueblo de al lado no va casi nadie. Ya… hombre, paraíso, lo que se dice paraíso no es, aunque no se crea que en verano, a eso de las siete refresca y en el río te puedes bañar.

-        No, no… políticos aquí ninguno, no. El alcalde tampoco que además es el que lleva la sucursal. Ningún problema, no. Cuando las acciones ésas de primera clase…  eso, las preferentes, lo arreglamos rápido. Después de quemarle el coche nos lo devolvió todo y muy bien.

-        Y oiga, dígame, que lo que es pagar a Hacienda yo no he pagado nunca, pero como ahora miran a los ministros lo mismo van y me miran a mí. ¿Qué hago?

-        Sociedad interqué? No, no, sociedad no, soy yo solo. Bueno y mi mujer que solo protesta.

-        Una tapadera.... ¿vale la boina?

-        ¿Cómo que no pago impuestos? En mi pueblo nunca ha habido que pagar nada, cuando se rompe algo ponemos dinero entre todos y lo compramos nuevo. En las fiestas explotaron 4 farolas por los petardos y entre la colecta del cura en misa y lo que nos tocaba por vecino, las compramos. Lo que sobró nos lo gastamos en chatos.

-        Noooo, inspectores aquí no vienen. Nosotros por si acaso cuando vemos en la entrada del pueblo a uno con traje oscuro y no ha habido entierro, nos liamos a pedradas. No suelen volver.

-        Bueno, entonces ¿qué? Que les lleve los papeles de las tierras ¿qué papeles? Aquí cuando vendemos lo hacemos como siempre, con un apretón de manos escupiendo antes, eso si, que para las cosas serias hay que escupir.

-        Mire señorita, me está usted liando y yo no entiendo nada. Mañana mando a mi mujer para que me devuelvan el dinero. Hummm… anda que… como me ponga yo, amos…

Adiós y que usted lo robe bien.

  

Porque algo así diría ahora el maestro. Gila, GRANDE.

 

 

Sinceramente, nákere.

Comentarios

16.04 | 20:31

Totalmente de acuerdo,con el islam no tienen huevos a meterse,no es que lo respeten

05.04 | 20:33

Aquí estamos...dispuesto a a seguir entendiendo

19.12 | 13:19

¡Claro que sí! cuenta con nosotros

09.03 | 11:42

Tu prosa y tu estilo ponen belleza hasta en la muerte.