Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí. La vida te pone a veces "otros entretenimientos" a los que has de jugar obligatoriamente.
Recuperación, reflexión, nuevo plan de acción. No todo está finalizado, pero el auto-empujón también es obligado.
He pensado mucho en el miedo. Tengo miedo de muchas cosas y algunos no son facilmente superables. Pero lo que realmente
he descubierto es el miedo a tener miedo. Doble temor ante lo que pueda pasar, miedo a hacer algo que sé que me va a dar miedo hacerlo.
Trabalenguas más
irracionalidad personal que se ve reforzada por el momento que vivimos.
Atentados inexplicables que empiezan a condicionar viajes. Temor a túnicas, velos, barbas
y desconfianza a un color de piel y a un acento. Terror al ver las fotos de las catástrofes y sobre todo a las miradas abrumadas de las víctimas con unos ojos que transmiten dolor e indefensión.
Preocupación por una inestabilidad política que tiene a la economía en lo que es ya un largo stand by. Empresarios en exceso prudentes, ciudadanos esperando el desbloqueo de ayudas, de créditos...
pautando su consumo y su vida por lo que pueda venir y pasar.
Inquietud ante la voz europea que previene de la invasión de miles de seres humanos desterrados,
dolientes, que empiezan a preguntar ya porqué no los quiere nadie si lo único que han hecho ha sido diferenciarse de los asesinos escapando de la muerte y huyendo de su vida.
Nos da miedo perder lo que percibimos como una seguridad mínima de vida: viajar sin percances, tomar el sol en una playa tranquilamente, visitar un museo, contar con que vas a poder dar a tus
hijos medicinas, calefacción y comida a medio plazo al menos y que el señor "extraño" con el que nos vamos a cruzar por la calle es uno de nosotros, de los que hace 50 años iba humildemente a trabajar en una fábrica de Alemania,
sin hablar apenas el idioma, sin conocer la cultura y que era permanentemente vigilado.
Tengo miedo e inseguridad. Y recapacito
y pienso que si el miedo es paralizante, el miedo a tener miedo es aún peor. Es un frenazo en seco a la vida. El miedo es el instinto que nos hace sobrevivir, pero aferrarse a él para vivir puede llevarnos a una vida llena de pérdidas.
Es duro temer continuamente. Y contagioso. Genera angustias innecesarias y a tener una perspectiva del futuro y del mismo presente bastante negativa.
He leído muchas frases relativas al miedo: las que te animan a vencerlo, las que quieren hacerte sentir valiente y dueño de tu vida.. frases
muy buenas para pegatinas, tazas y pies de calendario. Pero hay sentimientos que no se mitigan con un eslogan.
¿La
respuesta es confianza? me pregunto. Optimismo y confianza en que en tus vacaciones nadie decidirá destruir ni destruirte, en que unos líderes politicos que llenan sus bocas con un "todo por España" decidirán hacer realmente lo
que dicen promoviendo el empleo, el consumo, la confianza de los mercados internacionales y sobre todo calmar las preocupaciones cotidianas de los hombres y mujeres cotidianos que somos todos. No cruzar la acera y tender la mano a alguien que como muchos de
nuestros familiares tuvieron que marchar a otra tierra y no tener miedo de perderla, ni de que nos la tomen hasta el hombro.
Me cuesta hacer este intento de confianza.
Al miedo le llaman de muchas maneras, ignorancia sea quizás el simil más potente.
Me
duele entonces reconocerme ignorante y por ende, teniendo miedo al miedo, cobarde y limitada.
Tengo que empezar a combatir
poco a poco fantasmas propios y colectivos; conseguir primero tener solo miedo y no miedo al cuadrado, e ir avanzando hasta bajar del miedo a la precaución o al grado descafeinado de temor prudente.
Me va a costar trabajo mientras se vean y vivan las situaciones que ahora tenemos.
Y en cuanto a mí, mi comienzo deberá ser, por
coherencia, empezar a perderme el miedo a mi misma.
Sinceramente, nákere.
"A lo único que le debemos temer es al miedo como tal." - Franklin D. Roosevelt